Abrillantar
Gracias al pulido, y posterior abrillantado, el suelo vuelve a coger su brillo y color.
Abrillantar es el proceso mecánico de revestir la superficie ya pulida y limpia. Para conseguir buenos y brillantes resultados se aplican ceras, barnices u otras sustancias que permiten sellar los poros del pulido, ya que estos elementos aplicados son la capa protectora, además de proporcionar brillo dan dureza al suelo. Estos tratamientos están encaminados a realizarse sobre superficies de madera, aunque en ocasiones también se llevan a cabo sobre suelos duros de mármol o granito.
El abrillantado del suelo es la acción de cristalizar el mármol o el terrazo. Con este proceso, se consigue recuperar el brillo del pavimento, aunque el resultado dependerá tanto del estado previo del suelo, como de los productos y la maquinaria que se utilice.
Para otros tipos de suelos, de materiales calcáreos como cerámicos y terrazos, el mejor acabado, en cuanto a brillo, es la cristalización. En suelos de madera y parqué es conveniente hacer el decapado previo al abrillantado, o posteriores tratamientos que demos sobre el suelo. En este tipo de revestimientos de suelos, la superficie tiene que quedar porosa, así nos aseguramos de obtener buenos y duraderos acabados.